¿Qué hay de interseccional en los tecnoactivismos feministas de este continente?
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Autor/es:
Eje: Tecnologías digitales con perspectiva interseccional
Palabras clave: Feminismos | Interseccionalidad | Internet
Mesa: Tecnologías digitales con perspectiva interseccional
Resumen:
Busco pensar en voz alta sobre las agendas tecnofeministas y sus transformaciones recientes en la región, apostando a una lectura decolonial, feminista, interseccional y hacktivista. Por eso, la pergunta que me hago es: de quién son las pautas tecno-ciber-feministas? Cómo dialogan con las mujeres racializadas, pobres y campesinas del continente? A quién no se escucha? Qué retóricas “compramos” sin pagar sus costos? Quién las paga? Por qué nos interpelan ciertas tecnonarrativas euro y anglo centradas y no otras? En definitiva, qué hay de interseccional en los tecnofeminismos de este continente? Para eso, primero reviso los trabajos teóricos de las afrodominicanas OchyCuriel (2020) y Yuderkys Espinosa Miñoso (2020), de las amefricanas Lélia González (2020) y Luiza Bairros (2020), de la chicana Gloria Anzaldúa (2005) y de la argentina Rita Segato (2018), entre otras. En esta última década, los feminismos se legitimaron en el discurso público y, como era de esperar, sus antinomias germinaron como malezas en el campo florido del jardín feminista eurocentrado. Las marronas y cimarronas se arrancaron el delantal, ensuciaron el living y hackearon el cuarto próprio conectado de las feministas liberales (blancas o casi blancas), todo violeta. Moira Millán, líder de la lucha por la recuperación de las tierras ancestrales indígenas lo expresa: “las mujeres indígenas estamos solas. Ni feministas ni machistas, ni pañuelos verdes ni celestes acompañan nuestro dolor y nuestros reclamos de justicia” (SORIA, 2021). Millán es una de las que viene denunciando al teórico decolonial Boaventura Souza Santos de abuso sexual (AGENCIA PRESENTE, 2023).“Hermana sorora, decile a tus amigas que paguen los aportes” [patronales], ironizan las marronas, sin ironía. Por su lado, la economía política de internet cambió radicalmente y son necesarias nuevas figuraciones: tecnofeudalismo, capitalismo de datos, capitalismo de vigilancia, dataísmo, colonialismo de datos, colonialidad digital, capitalismo de plataforma, necrotecnopolítica y la lista sigue. La captura de los flujos vitales en forma de datos (extractivismo) y la automatización de la vida no parece dejar territorios y cuerpos sin control externo y opaco. La dueñidad, diria Segato, de lo tecnológico es exhibicionista, obscena y violenta como lo es el patriarcado. El tecnofeminismo se volvió ciber, hacker, trans. El abanico de prácticas feministas hacker es gigante: aplicaciones contra violencias de todo tipo, instalación de redes libres, denuncias de racismo, lesbotransfóbia y lgtbfóbia algorítmica, ciencia de datos con enfoque feminista, bots, pasaron a ser parte del repertorio activista, el cual es aquí objeto de revisión parcial. Una genealogia de las experiências tecnofeministas puede servir, tal vez, al proyecto de la crítica de la razón feminista moderna eurocentrada y a la crítica de la colonialidad digital coadyuvante. Y quien sabe, a responder nuestra cuestión inicial: qué hay de interseccional en los tecnofeminismos de este continente? Es un trabajo en proceso. Y aunque parece apocalíptico, el presente nos convida a seguir com el problema: no habrá soluciones tecnopolíticas a corto plazo, ni hay lugar para tecnosolucionismos ni tecnofobias.